Peor para el sol
martes, 26 de abril de 2011
20
Y después de hablar largo y tendido conmigo misma, me he dado cuenta de que no puedo ni imaginarlo en realidad. Que no se si puedo o no, pero que no quiero vivir sin ti. Que me pones nerviosa dos años después. Que mi piel tiembla con tu roce, que mi espalda se eriza, que mi corazón te necesita todos los días, que mis labios me queman sino besan los tuyos, que mis manos necesitan tu pelo y mi nariz tu olor. Que necesito decirte que te quiero todos los días porque sino no me merece la pena levantarme de la cama y que te quiero mas de lo que te quise jamás. Que quiero todo el futuro contigo. Siendo mi satélite, mi cómplice, mi espía, mi mitad, mi media naranja y mi medio limón.
domingo, 27 de febrero de 2011
No sé yo te quiero tanto que las canciones de amor se quedan cortas en palabras bonitas, por mucho que absolutamente todas y cada una de las canciones de amor que escucho me recuerden a ti. Quizá porque yo tuve la suerte de enamorarme de ti, de tu sonrisa, me enamoré contigo del mes de agosto y de París, de tu magia. Me enamoré de las últimas filas de los autobuses y aprendí a verte guapo con la nariz manchada de helado y recién levantado. Y cada día te quiero un poquito más, o un mucho. Todo depende de la magia con que miren tus pupilas.
viernes, 18 de febrero de 2011
viernes, 11 de febrero de 2011
miércoles, 9 de febrero de 2011
lunes, 7 de febrero de 2011
Duerme conmigo
Necesito una buena dosis de besos, de esos que te calan en los huesos. Podemos prescindir de la cena, si lo sustituyes por caricias en mi pelo y también podemos traspasar la ropa, y que nos queme la piel. Te prometo dar palabras bonitas, susurros secretos y mordiscos en el cuello. Quiero ese escalofrío recorriendo mi cuerpo y necesito tus caricias en mi espalda. Quiero tenerlo todo, pero sobre todo a ti. Y quiero dormir sobre tu espalda y que por la mañana desayunemos tostadas y después, pues ya decidiremos que más podemos hacer.
lunes, 31 de enero de 2011
Mis manos reclaman la piel de tu espalda y mis ojos empiezan a cansarse de no poder mirar a los tuyos, por no tenerles enfrente. Mi cuerpo está en huelga y el corazón también. No dejan de protestar y de pedirme que por favor, que me levante y corra a tu casa a abrazarte y a besarte. Y es que acostumbrada a nuestra rutina de besos y caricias, sentirte lejos aunque estés a metros de mi casa es horrible. Asi que lo único que puedo hacer es no pensar(te) demasiado, para que el tiempo vuele y llegue por fin ese día en el que no tenga límite de tiempo para quererte.
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