lunes, 31 de enero de 2011

Mis manos reclaman la piel de tu espalda y mis ojos empiezan a cansarse de no poder mirar a los tuyos, por no tenerles enfrente. Mi cuerpo está en huelga y el corazón también. No dejan de protestar y de pedirme que por favor, que me levante y corra a tu casa a abrazarte y a besarte. Y es que acostumbrada a nuestra rutina de besos y caricias, sentirte lejos aunque estés a metros de mi casa es horrible. Asi que lo único que puedo hacer es no pensar(te) demasiado, para que el tiempo vuele y llegue por fin ese día en el que no tenga límite de tiempo para quererte.

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